Circular de Chira

Nuestra aventura de la Circular de Chira desde Vecindario en MTB. Después de preparar y correr Fuertebike 2021 en su versión larga (80km), carrera que recomiendo no tanto por la dureza de la misma (es un recorrido muy llano), pero si por el entorno en que se desarrolla. La carrera se vendía como «La Aventura del Desierto» y cumple completamente con su slogan. Había llegado el momento de volver a buscar retos por la isla que además me sirviesen de preparación para la Transgrancanaria Bike 2021.

Circular de Chira 2021

Perfil y Recorrido Circular de Chira 2021
Recorrido y Perfil de la ruta

Hacía tiempo que tenía en mente hacer esta ruta que conocía de alguna que otra escapada que había hecho en quad, pero sin duda, los 100km de distancia y los 1962m de desnivel positivo acumulado, llevaban tiempo haciéndome dudar seriamente. Pero como cuando uno se tira a la piscina, es simplemente saltar, una vez en el aire, ya no hay marcha atrás.

Pues el día del salto llegó, y no sin dudas hasta el último minuto, pues lo que nos esperaba no era moco de pavo. Así pues, salimos a las 7 de la mañana, que a pesar de que en esta época es noche cerrada, nos interesaba ganarle tiempo al sol y al calor al principio de la ruta que ya la teníamos mas que trillada, que el mediodía se prometía caliente (y cumplió), pero ya hablaremos de eso a su debido momento.

De Vecindario hasta El Tablero, iniciamos la ruta

Salida desde Vecindario, usamos para salir el sendero que baja paralelo a la autopista hasta Juan Grande, para luego enganchar el recorrido de la Transgrancanaria Bike hasta el Águila Playa, donde abandonamos la tierra para meternos en el que iba a ser el elemento predominante en la ruta, el asfalto. y así llegábamos al cruce de El Tablero de Maspalomas (22,5 km) y, LITERALMENTE, se acababa el llano hasta el km 51, donde nos esperaba un llano de 3km, hasta el km 54, para luego seguir subiendo…

Dejamos atrás El Tablero y El Salobre nos recibe con las primeras rampas serias de la ruta que, variando la pendiente, se mantendrían constantes hasta La Plata, aunque, entre medio, el recorrido nos regalaba alguna bajadita que nos servía para soltar piernas y divertirnos un poco.

Lomos de Pedro Afonso, empieza lo duro

Una vez dejamos atrás el Salobre, empezamos a subir los Lomos de Pedro Afonso. Seguíamos sin abandonar el asfalto, seguíamos subiendo, pero a cambio, la carretera nos regalaba vistas espectaculares a ambos lados de la carretera. Si bien, a la derecha nuestra seguíamos disfrutando de las vistas desde lo alto de Playa del Inglés, a nuestra derecha comenzábamos a disfrutar de toda la panorámica del Salobre Golf y Arguineguín al fondo.

Salobre Golf visto desde los Lomos de Pedro Afonso

A medida que continuábamos subiendo, la dureza de la ruta iba en aumento, la carretera nos ponía enfrente rampas de hasta el 12%, alternando, en este primer momento, con pequeñas bajadas que nos hacían coger la fuerza necesaria para afrontar los siguientes repechos.

El paisaje por su parte, también cambiaba y, puede ser porque yo sea un enamorado de la zona alta de la isla, pero indiscutiblemente, lo hacía a mejor y en un momento determinado, al salir de una curva, nos encontramos de frente, a lo lejos y presidiendo desde lo alto, la inigualable imagen del Roque Nublo que, aunque era consciente de que aun quedaba bastante tarea, me daba un poco de ánimos para continuar pedaleando con la idea de que «ya quedaba menos», de ilusiones también se vive…

El Nublo de Fondo, la siguiente rampa en primer plano…

Vistas del Roque Nublo, seguimos subiendo

Así que, con la energía renovada tras ver el Nublo (lo que significaba que estábamos mas cerca de la cumbre) continuamos con la ascensión pasando por la lumbre, asomando por encima del Barranco de Arguineguín a la altura de Cercados de Espino y Las Filipinas para acabar llegando al final de la subida alquitranada en los Lomos de Pedro Afonso.

Playa del Ingles, Arguineguín y Puerto Rico desde casi el final de la carretera.

Después de dejar el asfalto y volver a la tierra, nuestro hábitat, nos encontramos con una pista ancha, con buen firme y vistas insuperables de toda la zona suroeste de la isla de Gran Canaria, atravesando una zona de pinos que le daba a la ruta (criminal ya a esas alturas) una belleza incomparable, tanto vistas como entorno ayudaban claramente a sobrellevar el cansancio acumulado a esas alturas de la ruta. La siguiente parada de la ruta ¿las cuevas del agua?. En mitad del pinar, nos encontramos una pequeña galería inundada.

Cuevas del Agua, parada cultural

Después de la parada para ver con detenimiento las cuevas, continuamos la subida que tras una pausa de un par de km, nos había dado una tregua, vuelve a ponerse exigente en su paso por el pinar desde el embalse de Excusabaraja hasta poco antes de llegar a La Presa de Chira y al pueblo de Cercados de Araña, desde donde la isla nos volvió a regalar otra imagen de las que te obligan a enamorarte de la isla sin tener la opción de discutirlo y una bajada que no solo la teníamos merecida, sino que también nos iba a dar vida frente a lo que nos esperaba después de Cercados de Araña.

Presa de Chira, nuestra circular

Después de la breve tregua que nos había dado el camino en Cercados de Araña, tocaba volver a sufrir para llegar a la GC-60, la carretera que une Tunte y Ayacata. Nuevamente en asfalto y nuevamente sufrir para pasar tramos de hasta el 18% de pendiente hasta llegar al cruce y tomar la carretera en dirección a la siempre maravillosa Cruz Grande, ya a esas alturas, ya hacía rato que apretaba el calor y en mi cabeza solo habían pensamientos para el avituallamiento de Tunte,

Avituallamiento en Tunte, aprieta el calor

Carretera de Los Cuchillos, camino rápido hasta Vecindario

Después de una conversación bastante corta, pues los dos coincidimos en que ya teníamos suficiente castigo en el cuerpo para el día, coincidimos en modificar ligeramente el plan de ruta (pues originalmente habíamos pensado bajar El Gallego) y optamos por bajar hasta Vecindario (punto de partida de nuestra ruta) por la carretera de Los Cuchillos, poniendo fin así, a una intensa mañana de ciclismo donde abundaron las subidas y escasearon un poco las pistas de tierra. Pero aun así, pudimos disfrutar de una ruta tan dura como bonita.

Y finalmente, al llegar a casa, como si se tratase de un acto de brujería, mis guantes pusieron voz a lo que mi cuerpo llevaba mucho tiempo gritando…

La imagen habla por si sola

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